domingo, 15 de abril de 2007

Idilio Muerto

El siguiente poema fue escrito en Lima, en los primeros meses de 1918 según Espejo, o a fines de 1918 y principios de 1919 según Spelucín.
Se ha especulado
[1] mucho sobre la identidad de la “andina y dulce Rita”. Espejo la llama “Rita la misteriosa”, precisando que no le es posible aclarar su personalidad. Larrea conjetura que alude veladamente a su sobrina Otilia, denominándola sugerentemente “Rita” por Santa Rita, “la abogada de los imposibles”, pues imposible era una relación amorosa con su sobrina carnal.
Eduardo González Viaña en su Libro “Vallejo en los Infiernos” coincide con otra conjetura, que pudiera tratarse de una vecina que acostumbraba a regalarle pañuelos.
Al margen de toda conjetura, lo más importante es la intensidad con que el poeta encarna el recuerdo de un tipo de amada llena de pureza. Y lo hace desde Lima metafóricamente llamada Bizancio, como ciudad de refinamiento tóxico que conduce a la pérdida de lo natural y de la pureza.
"Idilio Muerto"
Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita
de junco y capulí;
ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita
la sangre, como flojo cognac, dentro de mí.
Dónde estarán sus manos que en actitud contrita
planchaban en las tardes blancuras por venir;
ahora, en esta lluvia que me quita
las ganas de vivir.
Qué será de su falda de franela; de sus
afanes; de su andar;
de su sabor a cañas de mayo del lugar.
Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje,
y al fin dirá temblando: "¡Qué frío hay... Jesús!".
Y llorará en las tejas un pájaro salvaje.

[1] Cf. Pág 235 Los Heraldos Negros, Nueva Edición Crítica de Ricardo González Vigil, INC

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