A MIS HERMANOS QUERIDOS DE LA PROMOCIÓN

Hermanos queridos:

Les escribo esta carta de letra y sentimiento. El puño es de mi hermana y de mi esposita que me están ayudando a redactar. Quiero decirles como siempre lo agradecido que estoy de la buena onda que siempre me transmiten. Recibo de ustedes cariños eternos, gestos de compañerismo y buena onda. Ya no sé como decirles todo lo que me han ayudado en este proceso, sin embargo, quiero repetir una frase que me gustó mucho y que comenté cuando recién empezó todo esto, ustedes han sido para mí parte de un equipo, un equipo de trabajo constituido por mi familia, con su apoyo emocional, por ustedes mismos con su apoyo espiritual sobretodo, por mí por mis ganas de vivir y mi lucha como “ajiseco” en un coliseo de pelea donde todavía se grita HAY PELEA y finalmente amparados en un Dios, en un Dios que lo único que hace es alimentarte de paz espiritual y de fortaleza y claridad, un Dios amigos, que cada uno de nosotros debe y tiene la obligación de descubrir antes y no en forma tardía como la hacen la mayoría de los creyentes.

Asimismo, esta aventura me ha llevado a apreciar, lo que realmente es la amistad y los amigos de colegio que son justamente ustedes a quienes dirijo este artículo, son personas que he conocido a través de los años de infancia y adolescencia, donde uno se reúne solamente por inspiración, solamente porque tiene ganas de hacerlo, no hay intereses ajenos, políticos, profesionales, no!!! el interés es totalmente puro y desinteresado, eso justamente hace que después de tantos años sea sólido, firme, como un bloque de hielo que no se puede derretir tan fácilmente.

Amigos míos, eternamente gracias, procuraré seguir escribiendo con la fortaleza de siempre con las ganas que el Señor me da con la inspiración que ustedes impulsan, aquí estaré, sin embargo, no quiero dejar pasar más tiempo de lucidez para demostrarles lo mucho que los amo, lo mucho que aprecio todo, todo lo que el Señor me está dando, porque lo que ustedes me dan el Señor me lo dá.