lunes, 21 de mayo de 2007

Sobre las Leyes (Respondiendo a texto de Sofistas)

SOBRE LAS LEYES – SOFISTAS

En sus 7 páginas, el texto resalta el poder y la bondad de las leyes sobre la debilidad y maldad de la naturaleza, interesante forma de colocar a la ley por sobre todo, la ley la verdad, la razón, lo bueno, la naturaleza lo irracional, lo instintivo y malo.

Pero el punto que el texto no logra resolver es como garantizar que las leyes sean creadas o en todo caso interpretadas, en el caso que se trate de algo divino como se llega a sugerir, por hombres probos, justos y honorables.

O lo que viene luego de la creación de las leyes, como garantizar que la aplicación de estas sea distribuida en forma justa y ética.

Es pues fácil hablar de leyes y colocarlas como algo absoluto y radicalmente bueno, lo difícil es el como llegar a aplicar justicia, haciendo uso de ellas.

Platón en boca de Sócrates en La República plantea una solución basada en la educación desde niños, en la formación a través de toda una vida de una aristocracia de guardianes ejemplares y a prueba de todo, son ellos los que podrán administrar ese grupo de leyes sin alteraciones y sin injusticias, pensando con altruismo en el bienestar y felicidad de la ciudad.

Sin un planteamiento similar, para algunos utópico, sin un complemento basado en el sujeto responsable de administrar la ley, es como hablar de cualquier especialización o maestría sin el especialista o maestro, una bella partitura puede fácilmente echarse a perder o no ser apreciada si se la entregamos a un novato.

Sin embargo con las leyes ocurre algo aún más grave, pues estas otorgan poder a quien las administra, y ese poder corrompe, ese poder en manos de personas deshonestas y no formadas éticamente para las leyes se convierte en algo mucho más peligroso para la ciudad que una sinfonía mal interpretada.

Parece olvidar el autor del texto, que las leyes son hechas y administradas por los hombres, y estos por su propia naturaleza piensan la mayor parte de las veces en su conveniencia.

Es claro que aún así debemos respetarlas, para no ir a la cárcel, para preservar cierto orden, para no ser bestias como bien menciona el texto.

Pero esto no quita que no veamos la realidad injusta que la ley permite por que es otorgada para su aplicación a hombres injustos, triste realidad que el mundo observa con el pasar de los años, y que llena de confusión al hombre de hoy, que podría seguir planteándose lo que se planteó Trasímaco hace tanto años (Libro I de “La República”, 338 c) La justicia no es otra cosa que lo que le conviene al más fuerte.

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